El talco y la caolinita son también cristales moleculares. Las unidades básicas de estos materiales son filosilicatos con todos sus enlaces completamente saturados. Cada una de estas láminas constituye una molécula; la fuerza que las mantiene unidas a las distintas láminas es estrictamente de naturaleza secundaria.

En el talco, Mg3(OH)2(Si2O5)2, las cargas dentro de una lámina se encuentran simétricamente distribuidas respecto al plano central de la misma, de ahí que si se añaden a este material moléculas polares como las del agua no se produzca interacción con ellas.

Un caso parecido, pero no idéntico, se presenta con las arcillas como la caolinita, Al2(OH)4Si2O5. Está constituida por filosilicatos completamente saturados, de modo que cada lámina constituye una auténtica molécula. El resultado es que estas arcillas son blandas, fácilmente hidratables y pueden intercambiar iones orgánicos e inorgánicos. El motivo para la hidratación de estas sustancias radica en la polaridad de cada una de las láminas, entre las que pueden entrar moléculas polares como las del agua. Las arcillas son materiales moleculares, pero tras el proceso cocción se altera su enlace, se convierten en materiales cerámicos