Mediante la etapa de desbaste se eliminan las posibles capas carentes de interés que pudiera haber sobre la muestra (como pintura, óxido, grasa,…) a la vez que se consigue que esta tenga una superficie plana. Para ello, la muestra se lija con una secuencia de papeles abrasivos cada vez más finos. El papel de lija más empleado tiene como elemento abrasivo partículas de SiC. Existen en el mercado papeles de SiC con las numeraciones 60, 120, 180, 220, 320, 500, 1000, 2400, y 4000. Dicho número indica la cantidad de partículas de abrasivo por pulgada cuadrada, por lo que un papel con número bajo poseerá partículas de abrasivo de mayor tamaño (papel basto), y viceversa.

El desbaste puede realizarse manualmente, mediante cajas de desbaste, o de modo asistido, mediante desbastadoras. En el desbaste manual (Figura a), se comienza frotando la muestra sobre la lija más basta, con un movimiento lineal. Una vez que se ha conseguido un rayado uniforme con una de las lijas, la muestra se gira 90º y comienza a frotarse sobre una lija más fina. Con el giro de la muestra se consigue eliminar el rayado procedente de la lija más basta, a la vez que es fácil controlar cuándo se elimina completamente. Al final del proceso, la muestra debería tener una superficie plana con un rayado uniforme y fino procedente del último papel de abrasivo empleado. El lijado ha de realizarse en presencia de un refrigerante (normalmente, agua) que no solo evita el calentamiento de la muestra, sino que también sirve para retirar los restos de material que se van desprendiendo.

Desbaste
Figura a Figura b

En el desbaste asistido (Figura b), los papeles de lija son circulares y están montados sobre un plato giratorio. Para conseguir un rayado uniforme en la muestra, en lugar de moverla linealmente como se hace en la caja de desbaste, esta se ha de mantener inmóvil sobre el papel de lija. Al cambiar de papel de lija, la muestra deberá, igualmente, ser girada 90º.