Éste es el método básico de operación del microscopio óptico de reflexión y es suficiente para la observación de la mayoría de las muestras, siempre que posean un contraste inherente o diferencias en color.

En este modo de trabajo, la superficie de la muestra está posicionada perpendicularmente con respecto al eje óptico del microscopio, y se utiliza luz blanca.

Las características de la muestra que no sean perpendiculares al eje del microscopio producen reflexiones de la luz con ángulos tan grandes que hacen que la información procedente de estas zonas no pueda ser recogida por el objetivo. El resultado es que estas regiones se verán oscuras o negras. Por el contrario, las superficies de la muestra perpendiculares al eje del microscopio aparecerán brillantes.

Como resultado del ataque de las muestras, zonas con elevada energía libre, como es el caso concreto de los límites de grano, se ven despojadas de un gran número de átomos, originándose un surco cuyas paredes no son perpendiculares a la superficie preparada de la muestra.

Así pues, los límites de grano (e indirectamente los granos) son una de las principales características que podrán observarse mediante el empleo de campo claro.