¿Cómo surgen las estructuras que hemos estudiado? Imaginemos que nos enfrentamos al problema de apilar átomos —que consideraremos como esferas idénticas— lo más apretadamente posible y de modo que el conjunto resulte con cierto ordenamiento. La siguiente figura ilustra tres posibles formas de conseguir esto. Designaremos como I, II y III a los tres tipos de planos obtenidos.

Planos de tipo I, tipo II y tipo III. El polígono sobreimpreso en cada uno de ellos señala el patrón de ordenamiento que siguen los átomos de cada plano: cuadrado, rectangular y hexagonal, respectivamente.

El designado como tipo II es más denso que el designado como tipo I; a su vez, el tipo III es más denso que el tipo II, de hecho, no es posible, partiendo de esferas todas idénticas, construir un plano con una concentración atómica superficial superior a la del plano tipo III. Por esta razón a los planos de tipo III se los denomina planos de máxima fracción de empaquetamiento.

A la vista de las disposiciones atómicas características de los distintos planos ordenados, resulta fácil aceptar que apilando planos del tipo I (cuadrados) pueda surgir la estructura CS, e igualmente, que mediante el apilamiento de planos de tipo III (hexagonales) surja la estructura HC. Pero lo que no resulta tan obvio es que mediante el apilamiento de planos del tipo II (rectangulares) pueda surgir la estructura cúbica CCI, y menos aún, que del apilamiento de planos del tipo III (hexagonales) surja una estructura cúbica como la CCC. Y, sin embargo, esto es lo que ocurre.