Algunos de los vicios de nuestra lengua los idea, sin duda, el diablo. En nuestra vida cotidiana llamamos «cristal» al vidrio de las ventanas. En la lista de cosas erróneas no sé si esta se llevaría la palma. Y es que, en el contexto científico, el concepto de «cristal» es absolutamente opuesto a «vidrio». La palabra cristal proviene del término latino crystallus, y este del griego krýstallos. Un cristal es una disposición ordenada de átomos, que se repite, esto es, periódica, en las tres direcciones del espacio. Esto es en realidad un cristal ideal, porque en este mundo no hay nada ideal y, por tanto, los cristales reales contienen ciertos defectillos. Pese a ellos, los cristales reales siguen respondiendo a esa definición anterior. Un granito de sal es un cristal. Si uno lo mira detenidamente podrá comprobar que tiene caras planas, con insinuadas formas cúbicas.